Era un jueves 11 de abril del año 2013 cuando se estrenó en las salas de cine la película Asu Mare!, dirigida por Ricardo Maldonado y basada en el conocido unipersonal de Carlos Alcántara. 

Uno creería que, por ser una película peruana, el nivel de asistencia sería regular y nada que sorprendiese respecto a otros estrenos hollywoodenses de la semana. Pero ese día marcó un hito: más de tres millones de espectadores fueron a ver la película e incluso casi un millón la vieron por YouTube. 

La película tuvo un fuerte impacto por ser algo nuestro: un cómico peruano amado por el público y un despliegue de jergas e insultos que no se entenderían en otras partes del mundo. Ha sido un fenómeno local que ha movilizado a todas las familias. Las personas que no consumían casi nada de cine fueron a ver esta película por el hecho de tratarse de una figura tan carismática, como lo es Carlos “Cachín” Alcántara, que ha generado un nivel de audiencia sin precedentes en el cine peruano. Esto marcaría claramente un crecimiento y desarrollo de la industria cinematográfica peruana que, sin lugar a dudas, seguiría ascendiendo, dando lugar a una producción que ya es consumida por una buena mayoría de espectadores. Esto podría animar a que cineastas jóvenes apuesten por la producción nacional y den a conocer su talento creativo. 

EL NACIMIENTO DE UN CINE EN DESARROLLO

Para entender mejor este crecimiento, hay que dar una pequeña mirada al pasado. Propiamente dicho, según el director Augusto Tamayo, el cine nacional ha comenzado en el año 1977 con la película Muerte al Amanecer de Francisco Lombardi y con ésta se empezó a desarrollar tempranamente una industria cinematográfica peruana. 

Como nuestro cine estaba aún en desarrollo, tomó muchas referencias de países europeos y de Estados Unidos, generando una tendencia a la imitación de formatos que tenían éxito en otras partes del mundo. Eso no quiere decir tampoco que el cine peruano no es original sino que, por el contrario, las adaptaciones a nuestra realidad social han dado el toque de originalidad para que se distinga claramente de sus referentes. Sin embargo, Tamayo menciona que la mayoría de películas peruanas poseen el mismo tipo de planos y eso lo vuelve un poco repetitivo.

Aunque se tenía una “industria” de cine peruano, el porcentaje del público asistente no pasaba del 9%, lo cual era una cifra considerablemente baja y desanimaba a muchos realizadores audiovisuales de la época. Muchos estudiantes de cine optarían por irse a estudiar cinematografía en otro país y desarrollar sus producciones allá, mientras que otros usarían esas técnicas y conocimientos aprendidos en escuelas prestigiosas para aplicarlos a la industria peruana y así continuar con su desarrollo y crecimiento.

Según Ricardo Bedoya, el cine peruano ha tenido un crecimiento exponencial gracias a Asu Mare! y su secuela, levantando el interés del espectador en su cine nacional. La película no habrá tenido muchos aciertos a nivel narrativo, pero se ve que la cantidad de asistentes ha generado un margen de ganancias amplio, favorable para la producción de películas como El Elefante Desaparecido y Magallanes.

APROXIMANDO UN PERFIL DE DIRECTOR PERUANO

Si bien cada director de cine tiene un estilo propio que los hace distintos y especiales, sus similitudes radican en sus diferencias. Por ejemplo, cada uno tiene un modo de analizar algún determinado conflicto social: puede ser un acercamiento superficial, un vistazo más profundo o tocar un punto relacionado con este. Hablando específicamente del caso del terrorismo, se han producido películas que reflejan una parte de lo vivido en esa terrible época como La Boca del Lobo, Tarata, Paloma de Papel, Las Malas Intenciones y La Teta asustada, entre otras.

En pocas palabras, el director peruano siempre optará por darle su mirada propia a un determinado evento de la historia nacional.

Otro punto a destacar es que los cineastas peruanos producen sus películas en función de la influencia recibida por alguna escuela internacional de cinematografía. Ya que cada escuela tiene un punto de vista especifico, esto puede afectar, en mayor o menor medida, la decisión de los directores por abordar un tema en particular.

BUSCANDO DEJAR HUELLA

La premiación del talento de cineastas jóvenes motiva a que sigan desarrollándose más, como el caso de Álvaro Calmet, estudiante universitario y realizador de cortometrajes que ha ganado un premio en The 48 Hour Film Proyect, en la categoría de votación por el público. Era un premio que no esperaba y que le dio una enorme alegría porque le permitiría seguir avanzando. Ha tenido siempre el gusto por contar historias desde joven, desde escribir novelas hasta hacer animaciones, a lo cual se dedica actualmente. Su creatividad la ha plasmado en una serie animada de Youtube llamada The Lyosacks como en su último cortometraje, Trumbull. 

Comenzando en el mundo de la filmación a los trece años, se animó a seguir mejorando sus producciones para que tenga mejor acogida en el público. Se muestra deseoso de hacer un largometraje nacional adaptando una de sus novelas, conociendo el panorama actual de la industria cinematográfica en el país pero aún así le llama la atención por ser una experiencia nueva. Un ejemplo de un joven cineasta que busca abrirse camino en el mundo cinematográfico peruano.

LO QUE SE ABORDA EN NUESTRO CINE

El cine peruano, en su desarrollo progresivo, ha abordado siempre conflictos sociales o dramas, dejando menos espacio a las comedias, acción o cine histórico. El espectador peruano ya se cansaba de ver siempre la misma temática en las películas y al ver Asu Mare! fue como una bocanada de aire fresco. Cuando le pregunto a Ricardo Bedoya sobre el porqué del rechazo del espectador peruano hacia su cine, responde que los peruanos de por sí ya tienen un estereotipo hacia la producción cinematográfica nacional. Por ejemplo, el público cree que las películas peruanas son solo drogas, violencia y desnudos, cuando pocas de las películas nacionales reflejan esas situaciones. El espectador peruano siempre ha desvalorizado su propio cine, creyendo que lo extranjero es mejor y los cineastas copian ese mismo estilo para querer lograr un nivel de audiencia mayor.

La mayoría de espectadores suele ir a ver una película peruana si es que hay un actor conocido, interesándose mas en la figura mediática que en el contenido narrativo. Al preguntarle a Augusto Tamayo si esto le hacia un daño al cine peruano, me dijo que no le veía un lado negativo. Mas bien, se refirió al cine como una experiencia intima de los espectadores: cada uno decide ver la película que mejor prefiere y, mientras se sienta a gusto viéndola, no habría nada que refutar.

DISTINGUIENDO EL SUBCINE

Últimamente ha habido una controversia sobre lo que es cine de autor y el denominado “sub-cine” por el critico de cine Ricardo Bedoya, donde habla de las películas hechas por cómicos de la farándula. Uno diría que las películas de Miguel Barraza y Carlos Vílchez son malas porque tratan de imitar el éxito de Carlos Alcántara o solo hacen esas películas con fines lucrativos. Pero uno no puede olvidar que el cine es una búsqueda de experiencias, un espacio íntimo donde cada uno decide libremente lo que desea ver o no. ¿Eres menos cinéfilo por querer ver Macho Peruano Que se Respeta? No lo creo. ¿Eres un cinéfilo mas culto si ves películas como Aloft o El Mudo? Pues tampoco es así. Si estos cómicos hacen sus películas es porque vieron una oportunidad de que el público demandaba comedias y, como comediantes que son, podrían acercarse más a los espectadores y la gente los irá a ver para entretenerse en las salas de cine. El problema podría radicar en la puesta de escena: los personajes tienen una fuerte acogida en el público, pero el desarrollo de las situaciones en la película hace que se pierda un interés por parte de la audiencia.